El Futuro de la Pesca con Mosca en Nuevo México
Conservación en la Confluencia de la Ciencia, el Deporte y la Cultura
Oct / 2025

La pesca con mosca y la conservación siempre han ido de la mano – al menos desde que el reconocido pescador con mosca de Nuevo México, Norm Maktima, tiene memoria.
De niño, cuando no caminaba con su padre por un solitario tramo de arroyo cerca de su hogar en Pecos, Nuevo México, o no estaba sacando una captura fresca en un lago de montaña, Maktima trabajaba con su club local de pesca con mosca plantando sauces para estabilizar las riberas, limpiando ríos y aprendiendo sobre los ecosistemas de agua dulce.
La naturaleza y la crianza, la ecología y la recreación fueron lo que atrajo a Maktima, residente de Pecos y excompetidor del Equipo de Pesca con Mosca de EE.UU., al deporte desde un inicio. Y es una filosofía que espera transmitir a la próxima generación de pescadores a medida que el cambio climático se intensifica y Nuevo México soporta una sequía que ya lleva décadas.
“Depende de nosotros, los que hemos estado en esta industria, los que hemos estado en esta industria, los que hemos practicado la pesca con mosca por mucho tiempo, enseñar realmente a la próxima generación cómo ser más responsables con el agua que tenemos”, dice Maktima.
Una cultura de conservación
No fue sino hasta mediados de 1800 que la pesca con mosca surgió en el suroeste de Estados Unido, pero los nativos americanos –incluidos los antepasados pueblo de Maktima– han pescado en las aguas de Nuevo México durante cientos de años.
Maktima aprendió el deporte a los 7 años de su padre, quien es de la Tribu Hopi y del Pueblo Laguna. Junto con la instrucción práctica –como aprender a atar moscas intrincadas que imitan la fuente natural de alimento de los peces–, el padre de Maktima le transmitió conocimiento cultural a través de la narración de historias. Aprendió sobre la interconexión del mundo natural y profundizó su respeto por todos los seres vivos.
“La pesca con mosca es mucho más que solo atrapar peces”, dice Maktima. “Se trata de entender cómo viven los insectos, de pensar en la fuente de alimento de la trucha más que en la trucha misma. Se trata de comprender la temperatura del agua y su oxigenación. El equilibrio del pH y el contenido de nutrientes deben ser óptimos”.

“Eso fue lo que reconocí de niño: cómo podía unir y combinar la pesca con mosca, la cultura y la ciencia. Todo entraba en juego.”
De adolescente, se volvió hábil en el arte de atar moscas –una forma de arte en sí misma– y comenzó a competir en torneos juveniles de pesca con mosca. En 1998, representó al Equipo Juvenil de Pesca con Mosca de EE.UU. en el campeonato mundial en Gales, donde ganó la medalla de oro individual y ayudó a su equipo a obtener el segundo lugar.
Hoy en día Matkima es una leyenda en su deporte. Como guía experimentado, pone en práctica su profundo conocimiento de la flora, la fauna y los flujos de los ríos y arroyos de Nuevo México, liderando expediciones de pesca con mosca para sus clientes. Diseña y vende moscas y artículos de pesca con mosca inspirados en su cultura pueblo. Entrena al equipo femenino de pesca con mosca de EE.UU., campeón mundial, y aboga junto con sus colegas por la sostenibilidad en su deporte.
‘Cada año, cruzamos los dedos’
La industria de la pesca es un importante motor de la economía de Nuevo México, pues sus aguas atraen a una importante cantidad de turistas. En 2023, la pesca y la navegación recreativa generaron alrededor de 93 millones de dólares en ganancias para el estado.
Matkima dice que la suerte de la industria siempre ha subido y bajado con el auge y la caída de los ríos y arroyos de Nuevo México. Los inviernos nevados producen caudales primaverales fuertes y fríos que crean hábitats ideales para la reproducción de especies como la trucha y la nativa trucha degollada del Río Grande. Sin embargo, en los últimos años, los inviernos más cálidos y secos han provocado menos peces.
Parte de ese sube y baja es de esperarse —una consecuencia natural para una industria tan ligada a la tierra. Pero Matkima dice que la inconsistencia en la precipitación y los patrones climáticos durante el último cuarto de siglo ha introducido una incertidumbre adicional.


A medida que Nuevo México se calienta y la aridificación se intensifica, los científicos anticipan alrededor de un 25% menos de agua en los ríos, arroyos y acuíferos del estado durante los próximos 50 años. Un desierto alto más cálido y seco también significa incendios forestales más frecuentes y severos, que pueden contaminar arroyos, lagos y ríos, provocando la muerte de los peces.
Matkima dice que la industria de la pesca con mosca ha reforzado sus esfuerzos de conservación en los últimos años, con organizaciones como New Mexico Trout, Trout Unlimited y otras uniéndose para cuidar los ecosistemas ribereños del estado, promover la pesca de especies más resistentes de aguas cálidas y prevenir que las operaciones mineras contaminen y extraigan agua de los acuíferos subterráneos.
Son esfuerzos como estos los que mantienen a Maktima optimista sobre el futuro de su deporte.
“Con más de nosotros aquí aprendiendo y entendiendo nuestro impacto, tengo la esperanza de que nuestra comunidad de pesca con mosca pueda ayudar a dar forma a la industria en el futuro”, dice.